Ofrecióle Ricote a don Gregorio mil escudos, si los quería; pero él no tomó ninguno, sino solos cinco que le prestó don Antonio, prometiendo la paga dellos en la Corte.
Mi señora la Duquesa te dirá el deseo que tengo de ir a la Corte: mírate en ello, y avísame de tu gusto; que yo procuraré honrarte en ella andando en coche.
No se apunte vuesa merced conmigo -respondió Sancho-, pues sabe que no me he criado en la Corte, ni he estudiado en Salamanca, para saber si añado o quito alguna letra a mis vocablos.
Don Antonio se ofreció venir a la corte a negociarlo, donde había de venir forzosamente a otros negocios, dando a entender que en ella, por medio del favor y de las dádivas, muchas cosas dificultosas se acaban.
39 Y murió Baalanán, hijo de Achbor, y reinó Adar en lugar suyo: y el nombre de su ciudad fué Pau; y el nombre de su mujer Meetabel, hija de Matred, hija de Mezaab.