Así como por fin estamos progresando en la cuestión, hasta ahora intocable, de la cooperación con el Tribunal de La Haya, sería absolutamente descabellado retroceder respecto de otros requisitos clave del programa de reforma.
De haber podido dar rienda suelta a mis impulsos, tan sólo habría explayado el entusiasmo de saber que nuestra primera clienta estaba en la red y ya no había marcha atrás.
Al recordar el tacto agradable que había sentido al cruzar la primera, y cuánto se parecía su color al de los huevos que solían rodear a su reina, no dudó en adentrarse en ella.
Ella lo conocía: a partir de ese punto él iba a perder el dominio, se le desarticulaba la razón, quedaba a merced de ella, y no había de encontrar los caminos de regreso hasta no llegar al final.