¡Oh solitarios árboles, que desde hoy en adelante habéis de hacer compañía a mi soledad, dad indicio, con el blando movimiento de vuestras ramas, que no os desagrada mi presencia!
¿Realmente te divierten esas cosas? En una discoteca te mueves, gritas, ves cambios de luz y no piensas sino en divertirte. Deja esas cosas aburridas y ven conmigo. Te invito.
Fue a un sitio donde se pudiera bailar después de la cena, pero la mujer era muy mala bailadora, y entonces la dejó por una perra armenia, que se restregaba contra él.