Aparejé todas las cosas como me había indicado y esperé a la mañana siguiente con la chalupa limpia, su insignia y sus gallardetes enarbolados, y todo lo necesario para aco modar a sus huéspedes.
Pero éste era nuevo, y tenía dos chimeneas en vez de una con la bandera pintada como un brazal, y la rueda de tablones de la popa le daba un ímpetu de barco de mar.
Díjole también que el que les había dado noticia de aquel caso se había errado en decir que dos regidores habían sido los que rebuznaron; porque, según los versos del estandarte, no habían sido sino alcaldes.
El carro es mío; lo que va en él son dos bravos leones enjaulados, que el General de Orán envía a la Corte, presentados a su Majestad; las banderas son del Rey nuestro señor, en señal que aquí va cosa suya.