Viendo junto a él a un caballero, que le pareció distinguido, no pudo resistir la tentación de referirle, con mucha complacencia, que acababa de heredar cuatrocientos mil francos.
Y, en definitiva, sintamos ese cosquilleo interior que nos dice que le ganamos un poquito a la incertidumbre y que, simplemente, estamos a una idea de algo extraordinario.
Una suave brisa alborotó la melena de Zhuang Yan, echándosela a la cara a Luo, el cual sintió unas cosquillas que le trajeron a la mente aquel viaje que había hecho hacía dos inviernos.
Cuando los edificios dieron paso a los campos, abrió la ventana para dejar entrar el aire frío del invierno y notó la larga cabellera de ella agitada por el viento; incluso sintió que le hacía cosquillas en la sien derecha.