Los agentes desvistieron a los dos hombres, les administraron supositorios de naturaleza desconocida, les pusieron pañales y los vistieron con overoles negros.
En ese momento, los inspectores no habían comprendido ni apreciado plenamente los rasgos ni las marcas específicos (franjas negras) ni el revestimiento interno distinto observados en algunas de las bombas.