En San Sebastián, en un gesto inédito y valiente, los ciudadanos empezaron a aplaudir a los ertzainas, que descubrieron sus rostros en un gesto igualmente valiente e histórico.
Un momento perfecto donde no faltaron las miradas de felicidad de sus padres y su hermana, quienes aplaudieron orgullosos de cómo lo había hecho la pequeña Leonor.
" Esto parece más divertido que la visita al rey" , se dijo para sí el principito, que continuó aplaudiendo mientras el vanidoso volvía a saludarle quitándose el sombrero.