Pero no abandonó a su familia de ovejas, sino que se quedó con ellas para cuidarlas y protegerlas, como hizo su mamá oveja con él cuando lo adoptó siendo un cachorro.
El cachorro, erizado aún, se adelantaba y retrocedía con cortos trotes nerviosos, y supo de la experiencia de sus compañeros, que cuando una cosa va a morir, aparece antes.