Iñaki ya empezaba a tener ciertos problemas cuando le llegaban las cartas del banco para ver la letra pequeña en las cláusulas con lenguaje administrativo, económico, muy complejas.
En 1868 el presidente Adrew Johnson promulgó la Ley Ingersoll, estableciendo la jornada de 8 horas, sin embargo, ésta ley era muy ambigua, ya que con ciertas cláusulas se permitía una jornada hasta por 18 horas.