Luego llegaba a la " sala de las dos verdades" donde era enjuiciada por el dios Anubis, quien le quitaba su pluma a la diosa Maat y la ponía en una balanza junto con el corazón del fallecido.
Los expertos llamaron a las autoridades estadounidenses a investigar, enjuiciar y castigar de manera efectiva a los perpetradores y a brindar reparación a las víctimas y sus familias.
Como el capitán no podía llevarlos a Inglaterra si no era encadenados como prisioneros para ser enjuiciados por el motín y el hurto del barco, tan pronto llegasen allí, serían condenados a la horca, como bien sabían.