Además, una gran parte de los presupuestos de investigación en el plano internacional se orientaban al desarrollo de "carburantes fósiles no contaminantes".
El uso de la energía, especialmente los combustibles fósiles, representa una pesada carga sobre el medio ambiente y tiene efectos negativos sobre la salud humana.
Los combustibles fósiles, que son los más frecuentemente utilizados en la calefacción, contienen 2,4-4% de sulfuro y producen gran cantidad de dióxido de sulfuro y cenizas (20-30%).
Las energías renovables ofrecían a los países en desarrollo, incluidos los PMA y los países de África, la oportunidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Una de las principales medidas que se deberán adoptar para encarar el cambio climático consiste en reducir la utilización de combustibles fósiles y luchar contra la desertificación.
Algunas Partes, sin embargo, son exportadoras netas de combustibles fósiles, y el valor de sus exportaciones oscila entre el 20 y el 67% de las exportaciones totales del país.
Los combustibles fósiles menos contaminantes, como el gas natural, son los preferidos, por las ventajas que ofrecen en relación con las cuestiones ambientales y las emisiones de GEI.
Las preocupaciones relacionadas con el calentamiento atmosférico y la producción de gases de efecto invernadero de combustibles fósiles están alentando un interés cada vez mayor en las energías renovables.
La extracción, el transporte, la elaboración y utilización de combustibles primarios, tanto fósiles como biomasa, y la generación y transmisión de electricidad tienen efectos nocivos en todas las escalas físicas.
Producir cultivos de rendimiento relativamente alto sin necesidad de recurrir a insumos químicos que generan gases de efecto invernadero ni a un uso intensivo de combustibles fósiles representa un desafío.