Muchos países desarrollados, especialmente de Asia, están ajustando su política monetaria en respuesta a su mayor crecimiento y a un mayor temor a la inflación.
Durante varios decenios se ha destacado la importancia de mantener una política macroeconómica sólida, reflejada en un tipo de cambio estable y una inflación baja.
Los altos precios internacionales del petróleo, los retrasos en el desembolso de la ayuda y el incompleto reajuste fiscal siguieron afectando a las tasas de inflación.
El aumento de gastos de 38.300 dólares está relacionado con puestos y se notifican disminuciones en concepto de inflación (2.900 dólares) y tipo de cambio (18.500 dólares).