Y aunque algunas culturas alimentarias conservadoras rechazaron el manjar lácteo, muchos lo incorporaron y rápidamente agregaron sus propios sabores locales.
Y cuando la señora Bennet tenía ya planeados los manjares que darían crédito de su buen hacer de ama de casa, recibieron una respuesta que echaba todo a perder.
Bien es verdad que el cocinero preparaba con tal habilidad los garbanzos y las habichuelas, que parecían, merced al refinado condimento, manjar de muy superior estimación y deleite.
Aquí trayo una cebolla, y un poco de queso y no sé cuántos mendrugos de pan —dijo Sancho—, pero no son manjares que pertenecen a tan valiente caballero como vuestra merced.
Al principio, se lo ofrecía para dolencias por su gusto amargo, como molestias estomacales, pero al endulzarlo con miel, azúcar o vainilla se transformó en un popular manjar en la corte española.
No puedes decir que has dado la vuelta al mundo sin haber conocido pueblos que hablan como los pájaros, sin haber visto árboles mágicos, sin haber degustado manjares ancestrales, sin haber vestido ropas tradicionales.