El dominio colonial sobre Puerto Rico refuerza la sistemática discriminación y el prejuicio racial contra 2.700.000 puertorriqueños que viven en los Estados Unidos.
De hecho, los Estados Unidos los suscriben unilateralmente e imponen su observancia a Puerto Rico, a menudo en perjuicio de los intereses puertorriqueños.
Por eso, la independencia, demandada inicialmente tan sólo por el movimiento independentista, cuenta ahora con el apoyo de la mayoría de la población puertorriqueña.
Una asamblea así, de amplias bases, permitiría que el pueblo puertorriqueño solicitara de los Estados Unidos la concesión de la soberanía de Puerto Rico.
Asimismo, los Estados Unidos deben reconocer el derecho del pueblo puertorriqueño a ejercer su soberanía y a negociar con sus representantes para conseguir la descolonización.
La lengua de señas de un puertorriqueño es diferente al de un español y entre ellos sería muy difícil comunicarse, aunque podrían coincidir en algunas señas.
A nivel local se han realizado varios referéndums para consultar qué prefieren los puertorriqueños, aunque ninguno ha sido vinculante con el gobierno federal, por lo que sus resultados no han sido respetados.
Es considerado por los puertorriqueños como el mejor centro comercial de Puerto Rico, y aunque no esté en la lista de cosas que hacer, puede ser una excelente opción para un día lluvioso.