Alguien dio un puñetazo, y en un instante la dama, que se apeaba del coche, se vio en el centro de un pequeño grupo de hombres que reñían acaloradamente y que se acometían de una manera salvaje con puños y palos.
En mi equipo no conseguíamos ponernos de acuerdo hasta que Eudes dijo que vendría a darnos puñetazos en la nariz a nosotros también;entonces nos colocamos.
En el equipo de Godofredo la cosa se arregló pronto, porque Eudes dio montones de puñetazos y los jugadores se pusieron en sus sitios sin protestar y frotándose la nariz.
Eudes, que se había quedado tranquilamente en su portería, se hartó y empezó a repartir puñetazos en las narices de los que estaban más cerca de él, o sea de los de su equipo.