En el núcleo de estas creencias se encuentran tradiciones que permitían el consumo de las tortugas como alimento pero impedían su aniquilación completa.
Aproximadamente el 40% de las capturas con este tipo de aparejo eran capturas no deseadas, en particular tortugas de mar, aves marinas y mamíferos de mar.
Las redes abandonadas y otros objetos, como los plásticos, constituyen un grave peligro para los mamíferos marinos y las tortugas en la región de Australia y en general.
Las tortugas laúd que migran miles de kilómetros a través del Pacífico para poner sus huevos, alimentarse y reproducirse son las más amenazadas por la pesca industrial con palangre.
La pesca de altura afecta gravemente a varios grupos de especies como ballenas, tiburones, aves marinas, delfines y tortugas cuyas características biológicas hacen posible su merma o incluso su extinción.
Puesto que en los países en desarrollo se concentra la gran mayoría de las poblaciones de tortugas de mar, por ejemplo, a esos países reportaría más beneficios proteger las especies.
Se ha calculado que la cría de una tortuga laúd hasta alcanzar la madurez en el vivero de Rantau Abang (Malasia) a lo largo de 10 años sería de 72.632 dólares.
Varios contaminantes altamente persistentes parecen hallarse en niveles críticos o casi críticos en organismos de profundidad y en mamíferos y tortugas de mar, y también suponen riesgos para la salud humana.
Estos esfuerzos seguirán siendo en vano mientras el mercado no tenga en cuenta el costo económico para las comunidades y los países que causa la destrucción de las tortugas de mar.