La ocupación militar no es menos rigurosa: continúan los cierres, los puestos de control, las confiscaciones de tierras y recursos hídricos y la demolición de casas.
En cualquier caso, esa distorsión de la lógica se presenta como una ausencia total de ambición nacional y una preocupación auténtica por el bienestar de los Miembros en general.
Para ello también es necesario que cambien de actitud los empresarios sin escrúpulos, que no piensan para nada en los daños causados al mar y sólo se interesan por los beneficios.
El disfraz ideológico y los lemas repetidos una y otra vez por la maquinaria propagandística de Argelia no cambian lamentablemente en modo alguno la amarga realidad de los campamentos de Tindouf.