Al disminuir las primeras hostilidades muchas de esas municiones fueron saqueadas, gran parte por el valor del metal y otras para guardarlas en escondites para su uso posterior por las fuerzas insurgentes.
Después de mucho buscar, encontré el arcón del carpintero que, ciertamente, era un botín de gran utilidad y mucho más valioso, en esas circunstancias, que todo un buque cargado de oro.
En algún momento las personas, en vez de cobrar sus monedas, pagaban a los demás con los papeles, ya que estos eran tan válidos como el oro que representaban ¡y más prácticos!
Tampoco tenía solución para el esfuerzo y el tiempo que me costaba hacer cada plancha o tablón; mas como mi tiempo y mi trabajo valían muy poco, estaban bien empleados de cualquier forma.
La Duquesa mi señora te besa mil veces las manos; vuélvele el retorno con dos mil, que no hay cosa que menos cueste ni valga más barata, según dice mi amo, que los buenos comedimientos.