Las gallinejas son entrañas de cordero fritas en su propia grasa que tradicionalmente se vendían en puestos callejeros en los barrios más populares de la capital.
La cara había quedado intacta, con la misma expresión que tenía cuando cantaba, y Cristo Bedoya le había vuelto a colocar las vísceras en su lugar y lo había fajado con una banda de lienzo.
Pero no pudo eludir una rápida ráfaga de espanto al recordar el horror de Santiago Nasar cuando ella arrancó de cuajo las entrañas de un conejo y les tiró a los perros el tripajo humeante.
Lo estremeció un escalofrío de las vísceras que lo dejó sin luz, y tuvo que soltar las herramientas de jardín y apoyarse en el muro del cementerio para que no lo derribara el primer zarpazo de la vejez.