Ya tenía mi plan: cuando los viera aparecer trataría de remar hacia ellos, luego, cuando estuvieran sobre mí, me pondría de pie en la balsa y les haría señales con la camisa.
Bueno, además de los problemas de seguridad, que estoy segura de que surgirán, simplemente no me gusta la idea de mirar al cielo y ver cientos de aviones zanganeando por encima de mí.
La verdad para una persona que lee no son estas tablas, esta silla, esas luces, las butacas en las que estáis sentados, esta pantalla que tenemos detrás, las cámaras, el cielo azul sobre nuestras cabezas.
Los tiburones se acercaron juntos y cuando vio al más cercano abrir las mandíbulas y clavarlas en el plateado costado del pez, levantó el palo y lo dejo caer con gran fuerza y violencia sobre la ancha cabezota del tiburón.