La transmisión del VIH se produce principalmente mediante relaciones sexuales heterosexuales, aunque las relaciones entre hombres también son un factor.
En la Liberia posterior al conflicto esto significa un aumento de la explotación sexual, las relaciones sexuales transaccionales, la violación y la violencia doméstica.
La trata de mujeres y niñas para obligarlas a realizar trabajos domésticos, pedir limosna, casarse, prostituirse o tejer alfombras es un problema crítico.
Un año después, se descubrió que trabajadores humanitarios de las Naciones Unidas en África occidental habían exigido favores sexuales a cambio de la ayuda.
En el contexto doméstico, la violencia física suele ir acompañada de abuso sexual, lo que hace difícil o imposible tener una relación sexual sin riesgo.
El Tribunal declaró que, con arreglo a la modificación, no todos los programas que presentan relaciones o actos sexuales están sujetos a la prohibición de recusable.
El denominado "sexo transaccional" hace alusión a una serie de interacciones sexuales que pueden experimentar las mujeres y en las que hay "trueque" de sexo por bienes.
Otra práctica tradicional que se observa en determinados contextos culturales africanos es la del "sexo seco", que aumenta también la probabilidad de abrasión y por consiguiente de infección por el VIH.
Además, el 50% señaló que consumían dos o más tipos de estupefacientes al mismo tiempo, y el 37,7% confirmó que tenían relaciones sexuales bajos los efectos de las drogas.
Debido a sus escasas opciones económicas, a menudo las mujeres y las niñas, se ven obligadas a ejercer la prostitución como medio de vida para subsistir y mantener a sus familias.
Sólo el 16% de ellas utilizaba uno de los métodos anticonceptivos modernos (preservativo: 3%; DIU: 7%; píldora 5%…), mientras que el 33% de ellas utilizan alguno de los métodos tradicionales (coitus interruptus).
A veces se fuerza a la viuda a tener relaciones sexuales sin protección con el hermano del difunto o con otro hombre de la comunidad para "limpiar" a la viuda del espíritu del difunto.
Entre ellas figuran el dolor durante las relaciones sexuales, el dolor lumbar, la incontinencia anal y urinaria, la ansiedad, la depresión, el dolor perineal, el miedo al parto y la infertilidad secundaria.