Terrible, terrible era el dolor mientras el canto se hacía más y más salvaje porque ahora cantaba al amor perfeccionado por la muerte, al amor que no termina en la tumba.
Jimena, su amor de toda la vida, ordenó que embalsamaran su cadáver y lo colocaran en su caballo para llevarlo a Burgos, donde quería que lo enterraran.
Ante esta situación, lo primero que quiero hacer es enviar todo mi cariño y afecto, junto a la Reina y nuestras hijas, a tantas familias en toda España que desgraciadamente han sufrido la pérdida de alguno de sus seres queridos.