Y luego me vino otro sobresalto, que fue verle andar solícito, quitando clavos de las paredes y buscando tablillas, con las cuales clavó y cerró todos los agujeros de la vieja arca.
Otros murmuraban con mala intención: --Ese Gepeto parece un buen hombre; pero es muy cruel con los muchachos. Si le dejan a ese pobre muñeco en sus manos, es capaz de hacerlo pedazos.