El agua en ningún momento debe tocar este recipiente, simplemente la mezcla se va a calentar por el vapor del agua, y lo voy a ir moviendo constantemente para que la yema no se cuaje.
Luego me ponía entre sus piernas para calentarme con el poco fuego que teníamos, y con el calor se derretía la cera y el vino me bajaba a la boca sin perder ni una sola gota.