En este caso, los tres viajeros la encontraron deslumbrándose con el santuario de Aránzazu y su impresionante ubicación, colgado sobre barrancos y rodeado de naturaleza.
Después, en el vertiginoso palacio, habla de " una reprobación que era casi un remordimiento" ; esas palabras corresponden a Homero, que había proyectado ese horror.