Lo más irónico de todo esto es que cuando tenía como 10 años me decía a mí mismo que tenía vista de águila, pero al final terminé teniendo una vista de un ave doméstica.
El señor don Diego de Miranda, padre de vuesa merced, me ha dado noticia de la rara habilidad y sutil ingenio que vuesa merced tiene, y, sobre todo, que es vuesa merced un gran poeta.