Los medios de difusión de las Naciones Unidas informaron de los actos celebrados durante el Día Internacional y la radio de las Naciones Unidas, por ejemplo, emitió un programa sobre la vida de una mujer de 90 años.
Ambos se mostraban indiferentes a lo que pudiera pensarse de ellos, porque el parentesco era bien conocido, y además sus edades extremas los ponían a salvo de toda suspicacia.
Su lucidez, la habilidad para bastarse de sí misma, hacían pensar que estaba naturalmente vencida por el peso de los cien años, pero aunque era evidente que andaba mal de la vista nadie sospeché que estaba completamente ciega.