Los especialistas no tardaron en darse cuenta de que la masiva concurrencia humana había alterado las condiciones ambientales idóneas para la conservación de las pinturas prehistóricas.
Fue bastante breve el período en que el público visitante pudo recrearse en el arte rupestre de las primeras, que se abrieron al turismo en 1948 y se clausuraron en 1963.
Pero, ¡cómo iba a pasarse por alto el hecho de que Altamira es la Meca prehistórica de todo turista extranjero o nacional mínimamente ilustrado o curioso cuando llega a Cantabria!
De modo que, para no perder el turismo ni las pinturas, se ha hecho necesaria, antes en Lascaux y ahora en Altamira, la clonación exacta de las grutas y todo el arte prehistórico contenido en ellas.