Y la contaminación del aire no sólo daña nuestra salud y el medio ambiente, sino que también degrada las superficies de edificios y monumentos históricos.
Ante esta situación, Ban recordó que lograr la neutralización de la degradación de las tierras fue una de las metas establecidas por los dirigentes mundiales en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los ríos y lagos son los ecosistemas más degradados del planeta con poblaciones de peces al borde de la extinción, muchas de las ellas vitales para la seguridad alimentaria de algunas comunidades.
Nuestras decisiones, por pequeñas que sean, transforman el mundo, por ese motivo los consumidores deben tomar decisiones que premien a los gestores de la tierra cuyas prácticas la protegen de su degradación.