En determinado lugar el toro pasó los cuernos bajo el alambre de púa, tendiéndolo violentamente hacia arriba con el testuz, y la enorme bestia pasó arqueando el lomo.
Cuando esto decían, arquearon uno y otro la espalda, apoyaron las manos en el suelo, y de esta manera, andando a cuatro patas, comenzaron a correr y a dar vueltas por la habitación.