Ana acercó el jarrón lo suficiente como para depositar un beso en una flor y luego estudió diligentemente durante algunos momentos más. —Manila —preguntó de pronto—.
Estaba llena de una nueva personalidad, que parecía ocuparla independientemente de los libros, vestidos y lazos de colegiala y hasta del jarrón azul lleno de flores de manzano.
Se tiene la hipótesis de que se llenaba el jarrón con un líquido ácido como vinagre o jugo de uva, y luego se insertaba el tubo de cobre y el electrodo de hierro, creando así una reacción química que generaba electricidad.