En algunos casos, los timbres suenan a distintas horas, los estudiantes de diferentes etnias no comparten el equipo informático, el idioma ni otros servicios.
Era evidente que sus dueños habían intentado darles un aspecto lo más muggle posible, aunque habían cometido errores al añadir chimeneas, timbres para llamar a la puerta o veletas.
Jamila aún no había vuelto del mercado, debía de estar a punto de hacerlo. A las once menos veinte sonó el timbre; pensé que tal vez la alemana se habría adelantado.