En Madrid, para la celebración de este día, se realiza un imponente desfile militar en el que participan todas las unidades del ejército: aviones, tanques y otros cuerpos.
Y así siguieron hasta la gran fiesta de la primavera, la mejor del año, que resultó un grandísimo fracaso: sólo aparecieron el búho y unos pocos animales más.
Todos sus amigos y compañeros de escuela debían ser invitados para una merienda que había de celebrarse al día siguiente en la casa del Hada, para solemnizar el gran acontecimiento.
Esto fue el mismo año que nuestro victorioso Emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró y tuvo en ella cortes, y se hicieron grandes regocijos, como vuestra merced habrá oído.
Una monja de servicio llevó una garrafa con frutas picadas en un vinazo de dos orejas, y un platón de aguas humeantes que impregnaron el aire de un olor medicinal.