Me dirigí al club bastante apesadumbrado y totalmente perplejo, y, después de meditarlo con detenimiento, le escribí una carta pidiéndole permiso para intentar visitarla cualquier otra tarde.
La compañía de Wickham era de gran utilidad para disipar la tristeza que los últimos y desdichados sucesos habían producido a varios miembros de la familia de Longbourn.