Por consiguiente, si hoy, 60 años más tarde, tenemos que responder a la pregunta “¿Podemos considerarnos satisfechos?” La única respuesta sincera es: “Sólo parcialmente”.
Una reputación de integridad -solidez, honradez, respeto de normas y códigos- es uno de los bienes más valorados por los inversionistas y las instituciones financieras.
Se señaló que, aunque la ayuda internacional era importante, sin libertad económica y social, imperio de la ley y una gobernanza honesta, dicha ayuda tendría poco valor.
A juzgar por la política del Gobierno japonés, el Japón no se encuentra en una posición de participar con honestidad en el proceso de debate de la cuestión nuclear.
Por consiguiente, el papel del FMI en la vigilancia macroeconómica de las principales economías, y como intermediario imparcial en la coordinación de políticas entre dichos países, merece especial atención.