¡Qué de migas, qué de natas, qué de guirnaldas y qué de zarandajas pastoriles, que, puesto que no me granjeen fama de discreto, no dejarán de granjearme la de ingenioso!
Pero los miles de pájaros del bosque se habían comido todas las migas de pan, así que caminaron y caminaron toda la noche, pero no lograron encontrar el camino de vuelta.
Gepeto, que era pobre y no disponía de un perro chico, le hizo un trajecillo de papel raído, un par de zapatos de corteza de árbol y un gorrito de miga de pan.
Vete a casa rápidamente y hazle al viejo Sultán un puré de miga de pan, así no tendrá que mascar, y tráele la almohada de mi cama: se la daré para que se eche allí.